Acabamos de comprar un ordenador y no nos gusta la configuración de la pantalla que viene implementada. También puede darse la circunstancia de que estemos cansados, en un ordenador con el que estamos trabajando, de seguir utilizando la que tenemos activada.
Hace ya unos cuantos años publicamos un artículo, Crear un tema de escritorio para Windows 7, en el que explicábamos lo que había, y aún hay, que hacer cuando el sistema operativo instalado en nuestro equipo es el que se muestra en el título indicado. A continuación nos vamos a referir a versiones más actuales de Windows.
Personalización de la pantalla
Para modificar el aspecto de la pantalla debemos pulsar el botón derecho del ratón sobre una parte en blanco del Escritorio y seleccionar Personalización. Se abrirá una ventana, la de Configuración, en la que se nos ofrecen las opciones que mostramos a continuación:
- Fondo: Se mostrará el que tenemos activo y se nos ofrecen las siguientes opciones para experimentar cambios: imagen, color sólido o presentación. A continuación se nos ofrecen una serie de elementos para seleccionar uno, acompañados del botón Examinar con el fin de encontrar otros. También se muestra la posibilidad de elegir un ajuste.
- Colores: Se pueden elegir entre tres formatos diferentes: claro, oscuro o personalizado. Es posible también activar o no efectos de transparencia. Así mismo existe la posibilidad de elegir un color de énfasis, y activar las barras de título y bordes de ventana.
- Pantalla de bloqueo: Se puede elegir también la pantalla de bloqueo cuando el ordenador se pone en ese estado. Así mismo es posible mostrar o no esa pantalla cuando se produce el inicio de sesión. En la elección de dicha pantalla es posible recurrir a tres modelos diferentes de fondo, entre otras opciones.
- Temas: En la parte superior se muestra el tema actual y, a continuación, un grupo de cuatro para elegir el cambio. Existe además la posibilidad de elegir más temas en Microsoft Store.
- Fuentes: Por defecto se muestra un tipo de texto para englobar los diferentes elementos en el sistema operativo. Si no estamos de acuerdo con el que se nos ofrece, disponemos de otros modelos para seleccionar la fuente. Existe también la opción de carga y activación de fuentes externas tras su instalación.
- Inicio: Se muestran una serie de apartados para activar o desactivar. Aparecen activados por defecto unos cuantos. La activación o desactivación es muy sencilla, solo hay que pulsar sobre el icono correspondiente.
- Barra de tareas: Lo mismo que ocurre con el apartado Inicio existen también varias opciones para activar o desactivar. Existe también la posibilidad de indicar en donde se va a ubicar la Barra de tareas. Y aún hay más…
Conclusión
Si no estamos de acuerdo con el aspecto que presenta la pantalla de Windows, ya sabemos lo que tenemos que hacer. Después de efectuar un cambio, si no estamos de acuerdo con lo que hemos hecho, podemos volverlo todo o parte al estado anterior. Solo hay que probar y decantarse sobre lo que más nos guste.